"No me he ido"

Empecé siendo una pequeña constelación de sonrisas en sus fines de semana. Su rostro no tiene mucha gracia, pero sus ojos me dicen más que mil palabras. Tiene esa mirada fuerte y profunda, llena de todo y de nada, al principio me costó sostenerla, pero con el pasar de las fases, aprendí a perderme en ella. Y de ahí salió todo, de un vínculo inexplicable entre miradas, entre la mía y la suya. Yo era el único al que podía mirar, al que podía explorarle el alma sin incomodidad alguna. Ella no confía en nada, y toda su esperanza la depositó en mí. 
Y ese soy yo, el que le desnudó el alma.
Bueno, ese fui yo.
Me arrancaron de su lado un sábado de Julio, una madrugada bastante agria. Una llamada no fue lo mejor para ella, pero la vi tranquila y quieta. Caminaba por la casa y no actuaba de manera irracional, había una docena de voces preguntándole: ¿Estás bien?, y ella miraba a cualquier lugar sin ninguna emoción detectable en su cara y respondía secamente: Sí. No nos dijimos adiós, no hubo despedida, porque mi ida nunca fue válida para ella hasta que una noche se dio cuenta que no había a quién llamar. Pero yo la seguí observando y cuidando, estoy casi seguro de que me siente cerca. Qué más da si no me ve, lo visible es lo menos importante, y esa es una frase que valora mucho. 
Los siguientes meses seguí ahí, es imposible salir de su alma una vez que ya estás dentro. Y siempre me escribía, pensando que yo no leía. Pero si lo hacía, y lo sigo haciendo. Hasta que una tarde de Abril, quiso hacerme la última carta y recogerlas todas en un montón para entregármelas. La notaba haciendo cosas inusuales desde un par de semanas antes: abrazaba mucho, le decía cuanto le quería a ciertas personas e hizo varios detalles para regalar. Ese día, luego de llegar del colegio, la vi demasiado inquieta. Caminaba de un lado a otro, mordía sus uñas y se sentaba en la orilla de la cama a halarse el cabello. Buscó su bolso y sacó una especie de frasco oscuro y grande, comenzó a beber su contenido y buscó lápiz y papel:


La lluvia es hermosa, ¿sabes?, me recuerda demasiado a ti. 
Extraño tu mirada y que me abraces sin pedírtelo.
Quisiera...
Ojalá no hubiera insistido en que vinieras a verme. 
Ojalá no te hubiera necesitado tanto.
Y lo siento, soy una idiota.
Es mi culpa.
¿Ahora me crees cuando te decía que soy lo peor que pudo entrar en tu vida?
¿Ahora me crees?
He tratado... He puesto mi mayor esfuerzo todos estos meses para no sobrellevar la culpa. Pero es que la tengo incrustada en el alma, es el error que más me pesa. 
Es el recuerdo que más me duele.
Eres...
Eres mi dolor más profundo. 
Eres lo que más amo y acabé contigo.
Te destruí.
Y espero que me odies.
Espero que me odies tanto como yo me odio.
Te he escrito un montón de veces, porque ya no estás aquí para leerme la mirada. 
Pero creo que ni me lees, no lo sé. 
Tendí toda mi vida en ti, y te la llevaste contigo.
Ahora no sé qué hacer...
Sólo...
Quiero morir.
Y espero que estés esperándome cuando cierre los ojos.
¿Estarás ahí?
¿Con los brazos abiertos?
Por favor, necesito que estés ahí.
Así me desprecies, sólo quiero que estés ahí.
Por favor...
No me falles, como lo hice yo.

Te ador

Y el lápiz cayó de su mano. Me exalté y la miré, tenía los ojos cerrados como si estuviera dormida, y en el suelo un montón de cajas de medicamentos. Estaba totalmente concentrado leyendo, mientras ella tomaba una pastilla por cada letra que escribía sobre el papel. No supe qué hacer, la verdad es que no puedes hacer mucho cuando sólo eres un alma flotando entre las estrellas. Lo único que esperaba era que un milagro ocurriera. Y trataba de entender, ella sólo quería ser parte del universo, pero no sabía que desde que nació ya lo era.





Comentarios