Renacer

Me recibiste, no diste importancia a mis heridas y te posaste sobre ellas mientras me acostaba en tus curvas verdes; preguntaste cómo me sentía cuando nadie más lo había hecho.    
Admire tus enormes logros, tan altos como la plenitud que deseaba alcanzar; inspiraste mi cambio de actitud, decoraste la habitación para lograr encontrarme de nuevo entre mis cenizas, y me hiciste ver que mis errores no deben ser protagonistas.
Convertiste mi arrepentimiento y odio, en un caudal de aprendizaje sobre porqué las cosas deben pasar, y como cada pequeño fragmento te lleva al momento en el que estás presente.
Hallé flores entre mis espinas, pusiste en mi camino la brújula perfecta para encontrar mi dirección y en ese momento vi la diferencia entre una cárcel de manipulación y un bosque entero de pájaros libres.
Pero me desespere y perdí el rumbo; tiré por la orilla del mirador todo lo que un día imaginé. 
Y, aún sin querer, me cause ese tipo de herida que piensas que el tiempo nunca podrá sanar. 
Pero los cimientos ya estaban creados, y nos reencontramos; no fue como la primera vez, porque ésta vez ya sabía que eras tú. 


Seguimos construyendo...


Gracias.

Comentarios

Publicar un comentario